Con las continuas preocupaciones sobre el impacto ambiental y los tratados internacionales como el Protocolo de Montreal y el Protocolo de Kioto, se han regulado los gases que se pueden usar, entre otras industrias, en aplicaciones de extinción de incendios, por lo tanto reduciendo el agotamiento de ozono, así como no tener efecto invernadero.
Los gases inertes están reconocidos por ser 700% ecológicos, estando naturalmente en el aire que respiramos. No son tóxicos para los humanos, no liberan sustancias dañinas cuando están en contacto con el fuego, la visibilidad no se ve afectada, no hay empañamiento y no dejan residuos tras la descarga.